Yo estoy totalmente de acuerdo con este Señor:
" Lograr que alrededor del mundo millones de personas se dediquen a jugar un juego tan aburrido como es el de listar ciertos edificios, votar por ellos y todavía alegrarse por haber sido elegidos, nos habla de la notable ausencia de cosas más interesante qué hacer. Y bueno, uno le puede perdonar al vecino inmiscuirse en estas tonterías, al fin y al cabo es su tiempo y es su dinero, pero no puede suceder lo mismo cuando a expensas de nuestros impuestos un señor representante de la política turística del país se ufane y celebre cual adolescente con ipod nuevo la farsa representada con este acto, en el cual se elevó al templo de Kukulkán de Chichén Itza a la categoría antes aludida.
Para empezar, esto denota la poca capacidad craneana del individuo en cuestión, compitiendo así con los señores lectores de noticias que cobran en los medios electrónicos, a la cabeza de ellos los televisos, cuyas aportaciones en el asunto ayudaron en mucho a la proliferación de la publicidad alrededor del divertimento Weberiano que, como siempre, tenía la simple intención de hincharse los bolsillos de dólares, acudiendo a la anomia de algunos individuos. De hecho la Unesco se negó a avalar la campaña de Weber aludiendo a su carácter mediático y por sus criterios no científicos ni educativos; por otra parte, los especialistas afirmaron que los méritos artísticos de cualquier construcción no pueden ser sometidos a una simple votación, mucho menos por gente que no tiene la menor idea acerca de lo que significa lo artístico (seguramente Pedrito y Montiel alegres votaron por sus preferencias). En fin, que la infumable iniciativa, concordante en el tiempo con otra del mismo tenor, la gira Live Earth, no servirá para mayor cosa y pronto será relegada a su sitio de “maravilla mercadológica olvidada”, hasta que un nuevo vivales aparezca y trate de vendernos un producto tan chafa como éste del suizo." Moises Andrade (La Jornada de Oriente).
Solo un punto de vista...
" Lograr que alrededor del mundo millones de personas se dediquen a jugar un juego tan aburrido como es el de listar ciertos edificios, votar por ellos y todavía alegrarse por haber sido elegidos, nos habla de la notable ausencia de cosas más interesante qué hacer. Y bueno, uno le puede perdonar al vecino inmiscuirse en estas tonterías, al fin y al cabo es su tiempo y es su dinero, pero no puede suceder lo mismo cuando a expensas de nuestros impuestos un señor representante de la política turística del país se ufane y celebre cual adolescente con ipod nuevo la farsa representada con este acto, en el cual se elevó al templo de Kukulkán de Chichén Itza a la categoría antes aludida.
Para empezar, esto denota la poca capacidad craneana del individuo en cuestión, compitiendo así con los señores lectores de noticias que cobran en los medios electrónicos, a la cabeza de ellos los televisos, cuyas aportaciones en el asunto ayudaron en mucho a la proliferación de la publicidad alrededor del divertimento Weberiano que, como siempre, tenía la simple intención de hincharse los bolsillos de dólares, acudiendo a la anomia de algunos individuos. De hecho la Unesco se negó a avalar la campaña de Weber aludiendo a su carácter mediático y por sus criterios no científicos ni educativos; por otra parte, los especialistas afirmaron que los méritos artísticos de cualquier construcción no pueden ser sometidos a una simple votación, mucho menos por gente que no tiene la menor idea acerca de lo que significa lo artístico (seguramente Pedrito y Montiel alegres votaron por sus preferencias). En fin, que la infumable iniciativa, concordante en el tiempo con otra del mismo tenor, la gira Live Earth, no servirá para mayor cosa y pronto será relegada a su sitio de “maravilla mercadológica olvidada”, hasta que un nuevo vivales aparezca y trate de vendernos un producto tan chafa como éste del suizo." Moises Andrade (La Jornada de Oriente).
Solo un punto de vista...
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